sábado, 17 de enero de 2015

Material de lectura.





¿Cuántas veces has leído una historia, una y otra vez, hasta aprendértela de memoria y convertirte en ellas?
Te has cuestionado alguna vez, ¿Cuál es el placer de leer? ¿Hay personas que prefieren dejar de lado otras actividades para pasar horas inmersas en la lectura? Si le preguntas a alguien cercano a ti con estas características, seguramente te responderá que su afición comenzó desde su niñez.  Nada de extraño, si se toma en cuenta que es un hábito fomentado en el contexto familiar, pues son las generaciones mayores quienes inducen a la lectura. Se puede decir que para quien gusta de leer, es una aventura maravillosa por la imaginación del lenguaje y es el mejor ejercicio del ocio creativo. 
En general leemos por múltiples y diversas necesidades, como una actividad de la cotidianidad la practicamos por medio de técnicas de lecturas rápidas que, han sido impuestas, por el ritmo de vida las ponemos en práctica de forma automática; sin embargo una lectura placentera suele ser todo lo contrario, como la comida, una experiencia que se viva despacio y se disfrute como el placer del cuerpo. Entonces, la lectura debe ser entendida como una experiencia motivada por el placer del texto y no una experiencia académica o profesional motivada por la  lectura obligatoria.
El hábito de la lectura te conecta al poder del conocimiento que, éste, nos salva del servilismos, dignifica la condición humana y nos hace apropiarnos de nosotros mismos. El hombre no ilustrado vive por fuera de sí mismo y por eso es fácil presa de los fanatismos y de la alineación social que lo masifica. El ejercicio de leer es un ejercicio intelectual como el ejercicio de escribir, es un goce intelectual como el ejercicio de escribir.



La lectura tiene poderes alucinantes, como en Don Quijote que predomina un mundo perdido que quiere hacer realidad y también puede ser peligrosa. También la literatura nos ha regalado un librito de 15 historias, con las cuales, el escritor mexicano Juan Rulfo refundó una buena parcela del territorio retórico, me refiero a El llano en llamas, que fue publicado  18 de septiembre de 1953, con el que logró una nueva representación del campo mexicano y la miseria en la que viven sus personajes, narrando  sus historias con un hondo sentido poético.
Te invito a dar un recorrido por las historias, que nos regala Juan Rulfo,


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