¿Cuántas veces has leído una historia, una y otra vez, hasta
aprendértela de memoria y convertirte en ellas?
Te has cuestionado alguna vez,
¿Cuál es el placer de leer? ¿Hay personas que prefieren dejar de lado otras
actividades para pasar horas inmersas en la lectura? Si le preguntas a alguien
cercano a ti con estas características, seguramente te responderá que su
afición comenzó desde su niñez. Nada de
extraño, si se toma en cuenta que es un hábito fomentado en el contexto
familiar, pues son las generaciones mayores quienes inducen a la lectura. Se
puede decir que para quien gusta de leer, es una aventura maravillosa por la
imaginación del lenguaje y es el mejor ejercicio del ocio creativo.
En general leemos por múltiples y
diversas necesidades, como una actividad de la cotidianidad la practicamos por
medio de técnicas de lecturas rápidas que, han sido impuestas, por el ritmo de
vida las ponemos en práctica de forma automática; sin embargo una lectura
placentera suele ser todo lo contrario, como la comida, una experiencia que se
viva despacio y se disfrute como el placer del cuerpo. Entonces, la lectura
debe ser entendida como una experiencia motivada por el placer del texto y no
una experiencia académica o profesional motivada por la lectura obligatoria.
El hábito de la lectura te
conecta al poder del conocimiento que, éste, nos salva del servilismos,
dignifica la condición humana y nos hace apropiarnos de nosotros mismos. El
hombre no ilustrado vive por fuera de sí mismo y por eso es fácil presa de los
fanatismos y de la alineación social que lo masifica. El ejercicio de leer es
un ejercicio intelectual como el ejercicio de escribir, es un goce intelectual
como el ejercicio de escribir.
La lectura tiene poderes
alucinantes, como en Don Quijote que predomina un mundo perdido que quiere
hacer realidad y también puede ser peligrosa. También la literatura nos ha
regalado un librito de 15 historias, con las cuales, el escritor mexicano Juan
Rulfo refundó una buena parcela del territorio retórico, me refiero a El
llano en llamas, que fue publicado 18 de septiembre de 1953, con el que logró una
nueva representación del campo mexicano y la miseria en la que viven sus
personajes, narrando sus historias con
un hondo sentido poético.
Te invito a dar un recorrido por las historias, que nos regala Juan Rulfo,

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